Lucas 6.39
Hoy fue un buen día, me levanté tranquilo, oré, salude a mi esposa concentrado en no decir nada negativo, entré al baño, desayune, bueno, así todo el proceso hasta bajar del departamento camino a la parada y rumbo al trabajo, todo como siempre, “¡sobre la hora!”, para variar. Una vez en la parada y con el colectivo acercándose, miro a mi izquierda” y veo a un hombre “ciego”, extendió su bastón (retráctil y evidentemente blanco”, no voy a negar que lo pensé dos veces, pero “bueno” dije, “el Señor dirá”, entonces me acerco y le pregunto “¿vamos a cruzar”?, “Sí, muchas gracias” me dijo, con una cara de alegría reconfortante. Entonces comenzamos nuestra odisea, demás está decir que la Av. Eusebio Ayala es un tormento a esas horas y a los conductores les importa muy poco si la persona es ciega, sorda, parapléjica, etc, ellos solo piensan en sus horarios de trabajo, como todos en realidad. Seguimos y le dije, “esta primera parte no están viniendo los autos, vamos tranquilos”, a lo que con voz muy calmada (ya demasiado para mi gusto) me dijo “no tepreocupes”, llegamos al paseo central y le dije “acá vamos a tener que ir más rapidito amigo”, y me volvió a decir “vos no te preocupes, yo confío en vos”, y así llegamos al otro lado y “a salvo”.
Quierodecir algo que experimente en toda esta situación, porque hubo un antes y un después de cruzar; cuando salimos de la primera vereda yo asumí que lo guiaba a este hombre, hasta feliz de hacer una buena obra, y eso máximo me convertía en un “boy Scout”, y me refiero a las buenas obras (que no salvan), pero a medida que íbamos cruzando me di cuenta que el que hacía la buena obra era Dios en mí a través de esta persona, hay cosas que no se pueden describir pero se sienten en el corazón. Seguimos y cuando llegamos al otro lado pude hasta oler mis miserias y me acordé lo de Lucas 6.39 “¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?”. Sí, así mismo, en realidad el ciego era yo, solo que distintos en naturaleza, él poseía lo que yo no,“paz, confianza, fe en los demás”, tal vez no en Dios (no se lo pregunté) pero casi seguro que sí, ¡él tenía fe en mí!, pero cuando uno se hace un análisis profundo del estado del corazón, se pregunta cosas; “¿Cómo esta persona puede tener fe en mí?, ¿cómo puede estar tan tranquilo en mis manos?”.
Como este señor invidente, pero en un plano mayor, claro, Dios tiene fe en nosotros, él sabe de nuestras miserias, pero no por que cree en nosotros, sino en el poder de su Palabra en nuestras vidas, lo más precioso que nos ha dejado, la Biblia. Como me ocurriera con este hombre Dios quiere que contrastemos nuestro corazón con su Palabra, porque ella es fuente de sabiduría para Vida Eterna, produce arrepentimiento, nos da paz, gozo y nos hace agradables antes sus ojos, y eso amigos, nos da bendiciones.
Talvez nuestros ojos y todo nuestro cuerpo funcionen bien, pero aún así tratemos de no ser ciegos de corazón.
DIOS TE BENDIGA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario